Pintura, poesía y música en la canción «La vasija de barro» de 1950 (danzante ecuatoriano)

Primero contemplemos este vídeo que cuenta la historia de esta hermosa canción

A continuación leemos la versión de uno de los protagonistas que dieron lugar a la canción, el pintor Oswaldo Guayasamín:

Historia de la canción ecuatoriana Vasija de barro

Posted by Natalia Cartolini | Posted in Historias, Quito | Posted on 01-07-2011

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http://es.scribd.com/doc/88174907/Historia-de-la-cancion-ecuatoriana-Vasija-de-barro

origen

“Origen”, Oswaldo Guayasamín

Una increíble mañana, en una de las tantas hermosas casas del centro histórico de Quito, entre las calles García Moreno y Galápagos, vivía un personaje muy conocido actualmente gracias a su legado artístico:

Mi nombre es Oswaldo Guayasamín, soy pintor y tengo 31 años. Una hermosa época de noviembre  de 1950, a pesar de las cosas sucedidas, la vida acá en Quito inspira mucho. Les contaré como nació una de las canciones más hermosas que Ecuador posee y que ha sido muy reconocido a nivel mundial, me refiero a la canción “Vasija de barro”.

Me acuerdo que una tarde iba yo caminando por las estrechas calles del centro histórico y me encontré a Carlos Gonzalo Benitez, ya sabrán de él supongo, un famoso cantante integrante del dueto Benitez-Valencia. Lo invité a mi casa un día viernes para hacer una reunión tranquila, le dije que trajera a su hermano Luis Alberto Valencia. Se me ocurrió que como iba a realizar una reunión, invité a mis compañeros de la Escuela de Bellas Artes y a uno que otro escritor y poeta loco de la época como Hugo Alemán, Jorge Carrera Andrade y también al pintor Jaime Valencia.

Llegó el esperado viernes y una de las cosas interesantes del día es que a la llegada de Jorge Carrera, mientras exploraba mi casa, se quedó hipnotizado por uno de mis cuadros; “El origen” le había puesto de nombre a esa obra. Más tarde llegó Carlos Gonzalo Benítez quien también al ver el cuadro que representaba a una madre con su hijo dentro del vientre o cuerpo, le parecía como si el niño estuviese dentro de una vasija como en las que nuestros antepasados solían enterrar a sus muertos.

Jorge Carrera Andrade, mi buen amigo, se quedó enamorado de mi cuadro, tanto así que fue a mi biblioteca, cogió un libro – el primer tomo de En busca del tiempo perdido de Proust – y en la contratapa escribió:

“yo quiero que a mí me entierren
como a mis antepasados
en el vientre oscuro y fresco
de una vasija de barro”.

Luego tomó el libro Hugo Alemán, otro buen amigo, y escribió la segunda estrofa:

“Cuando la vida se pierda
tras una cortina de años
viviran a flor de tiempo
amores y desengaños…”

En seguidita lo tomó el pintor Jaime Valencia y escribió:

“Arcilla cocida y dura
alma de verdes collados,
luz y sangre de mis hombres,
sol de mis antepasados…”

Luego mi otro buen pana, el poeta Jorge Enrique Adoum puso la cuarta estrofa, pero antes corrigió dos versos a Jaime y ahora sí escribió lo siguiente:

“De ti nací y a ti vuelvo
arcilla vaso de barro
con mi muerte yazgo en ti
a tu polvo enamorado”.

Adoum, recogía todas las ideas que lanzaba el grupo que estábamos allí. Unos decían “Hombre de barro”, otros “Hombre de arcilla”, ¡nadie se decidía! Hasta que finalmente todos nos decidimos ponerle “Vasija de barro”.

Ya felices con nuestra creación, bebimos y conversamos. Mientras estábamos en eso Los Potolos, tomaron lo que habíamos escrito y en unos 30 minutos, lo escrito ya estaba hecho canción. ¡Fue una noche genial!

Después, escuchemos esta bellísima versión actual:

Finalmente, dos ejemplos bien distintos de modos de interpretar esta canción:
1) Versión instrumental de un músico en la calle (genial y sorprendente)

2) «La vasija de barro» a ritmo bachata tropical y de salsa. Incríble (por no decir cutre): Las Nenas y su orquesta

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